La Secretaría de Gobierno de Bogotá se encarga de articular distintas autoridades distritales buscando una mejor calidad de vida para los bogotanos, dado su carácter público estaba sujeta a ciertas dinámicas tensas que se vieron reflejadas en una de sus evaluaciones de clima organizacional. Para cambiar esta historia era necesario que juntos identificáramos los desafíos más importantes, lo que cada uno significaba al interior de la organización y desplegar así todo el poder transformador de las narrativas.

Empezamos por diseñar una serie de talleres donde participaron diversos actores administrativos de la ciudad, de los que obtuvimos un compilado de historias que apuntaban a los desafíos y a las posibles formas de solucionarlos colectivamente. Establecimos una estrategia para visibilizar que los funcionarios no se limitaban a ser trabajadores sujetos a un calendario político, sino que más allá eran ciudadanos y desde su cotidianidad demostraban su amor por la ciudad con acciones grandes y pequeñas.

Esta nueva narrativa la quisimos difundir a través de un grupo de “embajadores”, personas destacadas por su orgullo y sentido de pertenencia a la institución, que además llevaban mucho tiempo trabajando en pos de sus ideales. Desde allí lanzamos acciones para el reconocimiento al esfuerzo, la gestión del conocimiento y el liderazgo, lo que culminó en la instauración del Día del Funcionario Público.

Paralelo a ello, llevamos a cabo una formación al equipo de 12 personas más cercano al secretario de gobierno, entrenándolos como storytellers y speakers, para que desarrollaran discursos mucho más atractivos, influyentes y memorables.

En todo este proceso la Secretaría descubrió varias cosas, como: cuentan con servidores valiosos que están dispuestos a hacer más de lo que se les ha delegado y que las historias son un medio magnífico para ponerse en los zapatos de otros para seguir impulsando a la ciudad hacia adelante.

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