Sobre una de las paredes de nuestra oficina tenemos escrita la siguiente frase, “stories link one person´s heart to another” (las historias conectan nuestros corazones con otros), una afirmación que nos mantiene a nosotros en Story Inc en movimiento constante, buscando historias que nos conecten con otros de manera significativa.

Durante la última semana de enero del 2017, Alma Quiroga, miembro del equipo StoryInc, tuvo la fortuna de establecer una conexión con una organización que cree en el mismo lema y busca lograr la disrupción positiva en su comunidad local a través del storytelling.

Después de 20 años de experiencia facilitando talleres, sesiones de coaching, cursos grupales y eventos de storytelling en la comunidad de Washington D.C., el equipo de Story District afirma que tienen claridad absoluta sobre un tema crucial: al igual que Story Inc, creen firmemente que las historias son parte fundamental de construir comunidad.

Lea aquí cómo con PITCH nacen soluciones para cultivos.

Fueron pioneros en storytelling en la comunidad de Washington, D.C., y hoy en día Story District disfruta del status de referente en storytelling por su conocimiento sobre las mejores prácticas y por sus eventos mensuales abiertos al público, sin mencionar los premios que han ganado hasta la fecha. Aunque en Story Inc nuestra aplicación del storytelling se centra en procesos de consultoría con empresas privadas, es claro que nos une una causa común y por esta razón, Alma buscó el espacio para compartir y entrevistar al equipo de liderazgo de Story District y asistir a un taller teórico-práctico llamado Pitch Party, cuyo contenido valioso será el foco de este blog post.

En la Pitch Party, se discutió con los participantes el poder que tienen las historias para generar cambios positivos en una comunidad, conclusión que en Story Inc sabemos por experiencia propia con nuestros clientes. La realidad es que en la comunicación cotidiana tenemos oportunidades únicas para contar historias que ayudan a construir una cultura positiva y que nos conecten con una causa común.

Pero para que una historia de verdad logre impactar en su audiencia, ya sea en la reunión de su equipo de trabajo, o en una presentación ante clientes o proveedores, es importante saber distinguir entre las historias mediocres y las historias buenas. Cuando hablamos de “historias buenas”, hacemos referencia a aquellas que merecen ser contadas por su poder de generar conexiones y vínculos emocionales con el interlocutor o audiencia.

Según la facilitadora de la Pitch Party y coach de storytelling, Stephanie Garibaldi, hay elementos esenciales que marcan la diferencia entre las historias que merecen ser contadas y las que no:

Es imprescindible definir el argumento de la historia antes de estructurarla y contarla

El argumento de una historia es la respuesta definitiva a esa pregunta clave que tanto debatimos con nuestros clientes, “¿para qué?” Ya sea una anécdota antes de empezar una presentación de hallazgos y resultados, o la historia de una experiencia relevante al iniciar una reunión con su equipo de trabajo. Siempre pregúntese, ¿por qué sería bueno contar esta historia? ¿Para qué la quiero compartir? ¿Qué aprendí o qué quisiera que mi audiencia aprendiera a través de ella? Una vez usted haya definido el argumento, busque una manera creativa de enganchar a su audiencia o interlocutor desde el comienzo y luego revele poco a poco, o de manera sorpresiva, el argumento.

Las buenas historias cuentan con esa “magia” especial porque tienen un argumento claro que la audiencia puede descubrir por sí misma al escuchar el relato.

No le restemos peso al papel que juega la autenticidad en una historia

Es importante evitar la trampa de volvernos los héroes de nuestras propias historias, pero a la vez, debemos permitir a nuestra audiencia conocer algunas características propias, como el sentido del humor, la forma de expresarnos, gestos, la elección natural de palabras, etc. Cuando contamos historias en las que nos damos permiso de ser “vulnerables”, aun cuando signifique relatar una dificultad, error o fracaso que hayamos enfrentado, aumentamos la posibilidad de establecer conexiones genuinas con otras personas.

Es importante ser concisos sin obviar los elementos esenciales que requiere toda historia, como lo son el protagonista, contexto, nudo y desenlace.

Además, se debe establecer cuáles detalles son importantes y cuáles son superfluos, porque nuestro foco debe ser siempre la audiencia: ¿usted puede contar la misma historia con menos detalles? Si la meta primordial al relatar una historia es generar vínculos emocionales e intelectuales con la audiencia, ¿podrá lograr lo mismo simplificando la información?

Incluyamos suficiente contexto para asegurar que la audiencia pueda entender los sucesos de la historia

El objetivo no es que nosotros brillemos al contar nuestras historias, sino que la audiencia entienda y tenga otra perspectiva al escucharlas. Esto significa reflexionar de antemano sobre nuestro público y preguntarnos si tiene suficiente información para entender el relato, teniendo en cuenta su contexto profesional, personal, o cultural.

Antes de empezar la parte práctica de la Pitch Party, Stephanie compartió una verdad que retó y llevó a reflexionar a los participantes y con esa misma intención la compartimos con ustedes: “como seres humanos, nos resistimos a contar las historias que más necesitan ser contadas”.

Cada vez que tenemos la oportunidad de interactuar con colegas, jefes, compañeros, proveedores o clientes, generamos narrativas. Las narrativas más fáciles son las que contamos sin pensar, el chisme sin sentido, la queja espontánea, la crítica no constructiva, por ejemplo, son narrativas que generamos sin pensar y sin medir sus efectos multiplicadores. Pero las buenas narrativas requieren de nuestra vulnerabilidad y deben ser contadas a conciencia.

En su empresa, con sus compañeros, colegas o inclusive clientes, hay historias importantes que solo usted puede contar por sus experiencias de vida o punto de vista único. Son aquellas historias que pueden aportar de manera significativa a la construcción de una cultura organizacional positiva, sana y humana.