Al contar historias se estimulan los sentidos y se “detonan” emociones (neurociencia) y sensaciones (fisiología). Las historias también nos estimulan a creer. No tendríamos ningún cambio de las grandes revoluciones si alguien no hubiera creído que fuera posible. Si una persona no hubiera creído en el argumento de la igualdad, por ejemplo, nuestra sociedad no sería la misma.
Desde la rama social, “las historias son el anclaje cultural que conecta el pasado con el presente y permite transformar al mundo”, en palabras del español Humberto Galimberti.
Si desde sus estrategias quiere utilizar el storytelling, lo más importante que debe recordar es que el argumento lo es todo, es la razón o motivo que se utiliza para promover una determinada acción. Para Leonardo, “si elegimos un buen argumento podemos crear una gran marca, un gran mundo, una experiencia”.
¿Cómo contar una historia?
El primer paso es responder a la pregunta ¿para qué lo hago? No se trata solo del porqué, sino del propósito, pues allí encontrará los argumentos para que su compañía trascienda la comercialización de productos. El “ser” genera diferencia en el mercado, es la sensación que queda en las personas cuando creen que la organización se ocupa de ellos, “que su labor trasciende en la vida diaria”.
El storytelling aporta una técnica al marketing: cohesiona e integra las iniciativas de la organización en un mismo relato.
Tenga en cuenta que no hay una única forma de contarlo y que el mecanismo que utilice (storytemplate) no importa, lo realmente relevante es que cuente lo que está pasando.
No caiga en el error de subestimar el poder del storytelling
No lo utilice solo para discursos de publicidad, también puede usarlo con sus empleados. Tampoco lo sobreestime, practique para que se entienda lo que va a contar y logre su objetivo.
No “cuente cuentos”, las anécdotas son pasajeras. Cuente, en cambio, historias que trasciendan, que marquen un antes y un después. Para encontrar el argumento de la historia, remítase a las emociones: las que le causen placer y dolor.
En conclusión, lo primero que debe hacer es encontrar un argumento diferente, que no caiga en lugares comunes.
Empiece por usted, ¿cuál es el argumento que hay detrás de usted, su historia? ¿Cómo la está contando a su organización? ¿Los está ayudando a construir esa historia? Un buen argumento ya es una historia en sí.
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