Si la cultura de un país, república o nación está definida como su conjunto de modos y costumbres de vida a lo largo del tiempo, podremos encontrar estos mismos rasgos únicos y diferenciales en sus historias. Bajo esta definición “narrativa” de cultura, podemos afirmar (sin mucho esfuerzo) que los americanos lograron contar por muchos años historias que terminaron por convencernos de que en su territorio se puede vivir “el sueño americano”; de igual manera los argentinos han contado con el tango como banda sonora de lo que ellos significan y los mexicanos, definitivamente, se encontraron con la comedia como género narrativo.

Y los colombianos, ¿qué tipo de historia estamos contando? ¿Basta darle un vistazo a la sinopsis que hace el resto del mundo de nuestra historia para encontrar la respuesta? ¿Qué pasaría si conscientemente todos tuviéramos el propósito de cambiar nuestra historia? No nos referimos a nuestro pasado, sino a reescribir nuestro personaje en conjunto ¿Sería esto posible? ¿Nos daría el poder del storytelling el elemento que tanto estamos necesitando para cambiar nuestra sociedad? A continuación dos ejemplos, uno internacional (Puerto Rico) y uno local (Cali) en los que se hace evidente el esfuerzo por cambiar las narrativas de ambas regiones:

“Si quieres aprender acerca de una cultura, escucha sus historias; si quieres cambiar la cultura, cambia las historias”.